Asistencia a las familias

Apoyo familiar
Uno de los pilares básicos en la atención terapéutica intermodal del TDAH es, sin duda alguna, el establecimiento de una intervención sostenida con los miembros y familiares más cercanos del afectado, que permita no sólo una mejoría en la convivencia, mediante el aprendizaje gradual de técnicas y estrategias que modulen los comportamientos problemáticos inherente a cada unidad familiar, sino también un acompañamiento y asesoramiento en las distintas áreas que dicho diagnóstico pudiera implicar como: el asesoramiento en materia de becas, la divulgación de los Protocolos de intervención aprobados, Aclaraciones y tramitación en materia de Valoración y Orientación, Clarificación de la hoja de ruta para la inserción del afectado en el “Censo de Séneca” … etc…)
Desde la asociación se promueve por lo tanto, debates grupales, escuela de padres y una formación específica de las singularidades del trastorno con el fin de dotar de mayores recursos a las familias, pero es necesario señalar al respecto que muchas de estas actuaciones brindan simultáneamente un apoyo anímico muy necesario, ante un trastorno a menudo invisible y malinterpretado que pone en tela de juicio la labor educativa de los padres.
En cualquier caso comprender el trastorno es un paso decisivo para abordar una correcta intervención pero no podemos ignorar que la actitud que los padres asuman ante las implicaciones del trastorno, en su vida cotidiana, hará la diferencia en sus hijos. Reelaborar nuestras expectativas con la suficiente flexibilidad para asumir el cambio de perspectiva será la clave en este proceso.

Apoyo terapéutico

Citando a Marina Peña (psicóloga experta en TDAH y madre de afectados) “el diagnóstico de nuestros hijos suele ser un alivio en un primer momento” al desplazar el origen de las disfunciones a factores externos que nada tienen que ver con una negligencia educativa parental. “Pero conforme pasa el tiempo, nos damos cuenta que esa toma de consciencia no es suficiente” La detección y diagnóstico diferencial del trastorno implica un abordaje terapéutico continuo del niño/a y/o adolescente. Pero pronto descubriremos, que cualquier modificación del entorno, cualquier nueva situación o vivencia trae consigo nuevos desajustes en aspectos que ya creíamos consolidados.

La poca persistencia de los pequeños éxitos durante el proceso terapéutico nos hace pronto desanimarnos si no somos conscientes de que el Diagnóstico recibido nunca será categórico y menos aún estático En estas circunstancias, la atención terapéutica deberá atender no sólo a las singularidades del niño/no sino también a las modificaciones que irán continuamente surgiendo a medida que crece. La continuidad asistencial y terapéutica y su modulación permitirán adecuar la atención a las necesidades del momento y a instrumentalizar planes estratégicos de coordinación en los espacios vivenciales de mayor repercusión.