No es de extrañar que como padres y madres de un niño o adolescente con TDAH, pensemos en lo mejor para nuestro hijo. Sin embargo, a veces olvidamos que no podemos dirigir su vida, controlar cada segundo de su tiempo e imponerle nuestros deseos. Como cualquier niño, necesitan tiempo para jugar, tiempo de desconexión, de ocio al fin y al cabo, y pretender aprovechar toda su energía no siempre da resultado (ej. Clases de inglés, música, clases particulares, deporte, etc.).

Es beneficioso para el niño o adolescente con TDAH tener una rutina con actividades, como algunas de las que acabamos de comentar, pero deberíamos pensar si al niño o adolescente le gustan estas actividades, de lo contrario le estamos obligando, a veces desde una edad muy temprana, a llevar el rumbo que nosotros creemos mejor para él, pero sin consultarle y tener en cuenta sus preferencias y aficiones.

Ejemplo: Pedro tiene 12 años, está diagnosticado de TDAH  desde los 8 años, y sus padres, para potenciar toda su energía le apuntan desde pequeño a tantas actividades que Pedro no vuelve a su casa hasta casi la 9 de la noche. Sale del colegio y tiene inglés, música, tenis, karate, clases particulares, baloncesto, piscina… en diferentes días durante toda la semana. A Pedro realmente le gustan dichas actividades, pero no tiene tiempo de relacionarse con otros niños más allá de cuando acude a estas actividades… ¿Qué sucede? Pedro va creciendo, con un ritmo, una tensión y una presión constante, sin tiempo de “jugar” con otros niños de su edad… va pasando el tiempo y Pedro no es feliz, está agobiado, sigue teniendo mucha energía pero no es feliz… Sus padres se dan cuenta que quizá queriendo lo mejor para él, queriendo que aproveche su energía y sus capacidades, se les ha olvidado pensar que quizá Pedro debería haber elegido qué quiere hacer… y que necesita tiempo como cualquier niño para relacionarse con otros niños y tiempo para descansar.

esfuerzo y felicidad 2

Como vemos en este ejemplo, los padres de Pedro han intentado que aproveche toda su energía,  y reconducir todas sus capacidades para que sean beneficiosas para él, pero también hay que pensar en la felicidad de Pedro. Este ejemplo es bastante común, y por ello hay niños y adolescentes con TDAH que se ven presionados para “llegar a todo” lo que sus padres les piden, buenas notas, muchas actividades extraescolares,  etc.

No es malo querer que los niños y adolescentes con TDAH potencien sus capacidades y aprovechen toda su energía, pero no podemos olvidar que aparte de todo eso, tienen que tener tiempo de juego, de ocio, de descanso, tal y como necesitan todos los niños y adolescentes, sin distinción.

Por ello, debemos tener en cuenta las siguientes consideraciones:

 


Tamara