Cuando después de hablar con médicos, docentes, psicólogos, psiquiatras y demás profesionales, finalmente te dicen “TU HIJO/A TIENE TDA-H” parece que graben a fuego esas palabras en tu mente. Son palabras que van a aparecer muchas veces al cabo del día, pero que no debemos tomarlas como sentencia de que nuestro hijo/a no va a cambiar, sino más bien como la explicación, la respuesta a todas las dudas que tenemos.

Las familias frecuentemente tienen dudas, preocupaciones, malestar, sufrimiento… en general, muchas emociones y sentimientos cuando ves que  tu hijo/a no es como los demás. Al principio es posible que no quieras verlo, que pienses que es como los demás, un poco nervioso, más infantil e inmaduro, pero bueno… un niño/a como cualquier otro. Pero cuando pasa el tiempo y ves que ya hay aspectos que se escapan de lo que podría ser un niño nervioso e infantil, empiezas a ser consciente de la realidad. Se olvida mucho de las cosas, se despista mucho, tiene rabietas inapropiadas, no consigue relacionarse bien con los compañeros, interrumpe muy a menudo, no es capaz de estarse quieto, no valora las consecuencias de sus actos… estos son algunos de los síntomas que pueden presentar estos niños. No es de extrañar que las familias al final terminen exhaustas, agotadas de intentar llevar el ritmo de vida que supone criar a un niño/a con estas características.

 niños distraidos

Tener un niño o adolescente con TDA-H en la familia, es algo que afecta mucho a la dinámica de la misma, no porque sea su intención que haya tensión y conflictos constantes, sino porque las dudas y la falta de información y de recursos de las familias afectan al niño mucho más de lo que podamos imaginar. No existe un manual sobre cómo ser padre/madre de un niño/a con TDA-H, pero sí hay pautas, orientaciones por parte de profesionales en este colectivo, que nos pueden ayudar.

terapia de familia

Por ello el papel de la familia es vital, en primer lugar informarse, concienciarse de las dificultades que conlleva para un niño tener TDA-H  y, sobre todo, entenderle. Entender que no quiere ser así de nervioso e impulsivo, entender que no quiere que siempre le estén regañando, entender que no es culpa suya todo lo que pasa y entender…a fin de cuentas… que depende de nosotros también que él/ella cambie y mejore su comportamiento.

 


Tamara