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¡Volvemos a la carga! Acabamos de pasar el verano, una época de relativo relax para aquellas personas que tienen un/a hijo/a con TDAH. ¿Por qué? Porque no hay responsabilidades para ellos/as, se divierten la mayor parte del día, hacen cosas novedosas y actividades especiales, van a campamentos o “escuelas”  de verano, los horarios son más relajados… Un oasis para quienes lidian con el TDAH todo el año.

Pero como todo paréntesis, acaba por terminarse. Durante el mes de septiembre volvemos a la realidad: Horarios, responsabilidades, rutinas, colegio, deberes, actividades extraescolares… Es entonces cuando a muchos/as de vosotros/as os inundan las dudas que normalmente vienen asociadas a la educación de un/a hijo/a.

¿Qué actividades le vendrían mejor? ¿A qué le apunto, si no le ha gustado nada de lo que ha estado apuntado? ¿Qué deporte será mejor? ¿Contrato a una persona que le enseñe inglés? ¿Tal vez sería mejor una academia? ¿Cuánto tiempo debe estar mi hijo/a realizando deberes diariamente? Y las consolas, ¿cuánto tiempo es sano que juegue durante el día? ¿O tal vez sólo debo dejar que juegue con ellas el fin de semana?…

Estas y otras preguntas son las protagonistas de todos los inicios de curso. Bien, el objetivo de este artículo es disipar un poco esas dudas y comentar qué actividades les vienen mejor a vuestros/as chicos/as.

Lo primero a comentar es la cuestión de la “hiperacademización” de los/as niños/as. No es bueno hacer que un/a niño/a tenga toda la tarde repleta de actividades escolares. No es bueno ni para él/ella ni para vosotros/as, papás y mamás. Pensad que un/a niño/a pasa en clase seis horas diarias, por lo que me parece perfectamente comprensible el hastío que supone para ellos/as seguir trabajando por la tarde.

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Cierto es que no podemos cambiar el sistema educativo, que inunda las agendas de nuestros/as niños/as de deberes y más deberes. Pero sí podemos darle un poco de coherencia. Mi consejo es que un/a niño/a esté máximo hora y media (a ser posible menos) haciendo deberes y/o estudiando, con sus respectivos descansos cortos. Psicólogos/as y pedagogos/as nos empeñamos en contarles a los profes que hay niños/as que no pueden seguir ese ritmo y que obligarles supone un rechazo absoluto hacia todo lo que huela a académico. Por lo tanto, sugiero que habléis con su tutor/a y le comentéis sus dificultades y el conflicto que cada día ello suele acarrear; que en casa vais a hacer lo posible para que todos los días lleve sus deberes realizados, pero habrá días en los que eso será imposible, dependiendo de la carga que tenga. En estos casos, dejaréis una nota en su agenda informando al/la profe el por qué ese día vuestro/a hijo/a no lleva los deberes, esperando comprensión por su parte.

Así mismo, si vuestro/a hijo/a es de los/as que presentan problemas para hacer los deberes rápido, se le puede pedir al/la profesor/a que por favor le mande menos, sólo aquellos esenciales para repasar la lección de ese día. También se le puede pedir si por favor podría quitarle la obligación de copiar los enunciados, tarea en la que suelen tardar más que en hacer el propio ejercicio. Estas y otras pautas (que entrarían dentro de las adaptaciones no significativas) forman parte de nuestro trabajo como terapeutas de un/a niño/a con TDAH, pero si no tienes uno/a a mano (algo harto recomendable) siempre puedes ser tú mismo/a quien haga estas peticiones al/la profesor/a de tu hijo/a.

Por otro lado, están las dos horas de academias de lunes a viernes, el inglés, la música, el fútbol y las clases extras de matemáticas porque las lleva fatal. ¿Cómo creéis que se puede sentir un/a niño/a al verse abrumado/a viendo que no llega a todo, que no tiene tiempo para jugar y ser lo que es: Niño/a? Aquí es donde suelen aparecer los problemas de conductas, trastornos del estado de ánimo, falta de autoestima…

Y esto sucede porque en muchos casos les exigimos como si fueran personas adultas (más si son adolescentes), incluso esperamos que tengan el mismo compromiso o más por sus “deberes” que nosotros mismos. Se nos olvida, en definitiva, que esto es IMPOSIBLE, y que la única obligación de un/a niño/a (o la más esencial a mi juicio) es crecer sano/a: Jugando (en la calle), socializándose, saliendo de casa por la tarde limpio/a y volviendo lleno/a de barro, peleándose (¿por qué no?), teniendo discusiones con sus iguales, resolviendo problemas de corte social y relacional, cansándose, o incluso jugando a la consola siempre y cuando tenga un horario restringido… Haciendo, en definitiva, todo aquello que tan bien saben hacer.

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Entonces, bajo este prisma, mi recomendación es que, hagáis lo que hagáis, les apuntéis a las actividades que les apuntéis, elijáis la academia o el/la profe particular que elijáis… Sea como sea, por favor, sopesad bien la aceptación del/la niño/a hacia esa actividad. Y no importa si hay que cambiar de actividad diez veces, lo importante es que acabe estando a gusto. Esto es importante porque cada niño/a es un mundo, aceptando en consecuencia unas actividades mejor que otras. Unos/as niños serán capaces de estar tres horas haciendo deberes y otros/as sólo media. Unos/as niños/as podrán tirar para adelante con música, inglés y fútbol, y otros/as sólo con una de aquellas actividades.

Sea como sea, os dejo a continuación las que bajo mi punto de vista  son las mejores recomendaciones para la gestión del tiempo de un/a niño/a:

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Y si no le gusta el deporte, ¿a qué puedo apuntarle? Algunas recomendaciones:

Resto de España: http://www.scout.es/quiero-ser-scout-2/grupos-scout/

Con todo, me parece importante que centréis vuestros recursos, tanto personales como económicos, en potenciar aquello que les gusta, que de seguro les estimulará. No tengáis miedo a cambiar muchas veces de actividad hasta encontrar la idónea.

No hace mucho una niña me dijo que ella quería probar cada año una actividad extraescolar diferente. ¿Por qué no? Seguramente está buscando su pasión y qué mejor edad para empezar que a los ocho años.


Alfonso